lunes, 30 de marzo de 2009

San Francisco

Como mis fans me pide que actualice, voy a hablar hoy de mi último viaje en Estados Unidos, que fue hacia principios del mes de marzo a la ciudad de San Francisco.

Para empezar a hablar de la ciudad, me referiré primero a mis sensaciones allí. Y es que, mientras Rodrigo y yo caminábamos por San Franscico, coincidíamos en afirmar que aquella ciudad era “una bacalá infame” porque a ambos nos resultó bastante decepcionante al principio (no hay indicaciones en los parques, no hay quioscos, no es una ciudad pensada para el visitante... en definitiva, que hay desinformación turística). Sin embargo, ahora pienso en San Francisco y no me parece una ciudad tan fea. No sé si es porque han pasado dos semanas o porque ahora pienso en San Francisco estando en Orlando, pero lo cierto es que  podríamos decir que San Francisco es una ciudad “bonita”, aunque más por curiosa que por bella.

Lo más sorprendente de San Francisco son sus calles que, además de ser empinadas, están llenas de personajes. Y hablo de personajes, en el amplio sentido de la palabra. A modo de ejemplo, se me vienen a la mente un chino que tocaba cuencos de cerámica como si fuese un instrumento musical, un negro que nos pidió dinero para viajar en tren varios kilómetros hasta poder ver a su madre enferma, o un saxofonista que le dedicó My Girl a una mujer de treinta y pocos años, que iba acompañada de su esposo y su hijo. Eso, unido a un considerable número de tíos con pinta de enganchados que deambulan por las calles del centro, convierte a San Francisco en una ciudad donde el ratio de “personajes por metro cuadrado” es de los elevados que conozco.

Mapa de baja calidad de la ciudad de San Francisco.

Dejando de lado mis sensaciones y la flora de San Francisco, podemos hablar ahora de su fauna. En lo que se refiere a sitios turísticos, la ciudad destaca por el Golden Gate, que es ese famoso puente rojo que muchos habréis visto en la tele (creo que es el usa Mapfre en sus anuncios). Como “veréis” en el mapa de arriba (la calidad no es muy buena), el Golden Gate está al Norte de la ciudad y viene a ser la entrada a la bahía de San Francisco (que es el mar que queda a la derecha). De hecho, lo de Gate (puerta) viene de ahí. El  calificativo de Golden deriva de la época en que surgió la fiebre del oro, durante la que muchos exploradores asediaron la ciudad tras búsqueda del preciado metal. Por eso, al puente se le llamó Golden Gate, como queriendo significar “Puerta del oro”, o "Puerta hacia el oro". 

Hoy en día, el puente puede cruzarse andando o en coche. Aunque para el peatón, es un infierno la entrada al puente (no hay ni una puñetera indicación en varios metros a la redonda), nosotros logramos atravesar un trozo de campo y nos colamos para cruzar el puente en medio de una niebla inmensa. Fue divertido y mereció la pena. Las sensaciones son únicas y creo que es casi mejor que atrevesar el Puente de Brooklyn.


Golden Gate. Uno de los puentes más famosos del mundo

Por cierto, si os fijáis bien en el mapa veréis que una vez que nos adentramos por mar hacia la bahía de San Francisco, nos encontramos es una isla que probablemente os suene de las películas. La gente del lugar, la conoce como “la Roca”, pero fuera de EE.UU. la isla es más conocida como “Alcatraz” (en el mapa, pone "Alcatraz Island").

En Alcatraz tenían que meter a más de uno.

En sus inicios, Alcatraz fue un lugar destinado al ejército, aunque su historia más famosa es como cárcel. En Alcatraz, cumplieron condena ilustres personajes del crimen como “el hombre pájaro”, o Al Capone, que ingresó allí en 1924 por evasión de impuestos.  La cárcel está la Isla de Alcatraz, donde también hay barracones y casas de las familias de los policías que vivieron allí durante la época en que aquello fue una cárcel. La isla está rodeada por las frías aguas del Pacífico, así que la cárcel se ganó pronto la fama de inexpugnable, si bien fue cerrada después de que en 1962 hubiese una fuga de tres presos (como curiosidad diré que estos presos nunca han sido encontrados pero se cree que murieron congelados, al intentar cruzar el mar a nado. En cualquier caso, sigue pesando sobre ellos la orden de busca y captura. Los americanos son así). 

Por si lo queréis saber, la cárcel es hoy en día un parque nacional y se puede visitar. Hay un ferry que sale desde el puerto de San Francisco varias veces al día para llevar a la gente hasta la Isla, aunque es difícil pillar tickets en el día y normalmente tienes que ir el día antes a comprar las entradas. Ir en barco desde San Francisco a Alcatras suele ser cuestión de 15 minutos y creo que sale por unos 40$. Una vez en Alcatraz, te cuentan la historia del lugar (que también fue ocupado por los nativos americanos para reclamar sus derechos) y te dan un audio-tour para que lo escuches mientras paseas por las celdas y los pabellones. El lugar, impresiona y creo que es de lo más interesante que tiene San Francisco.


Aquí debería celebrarse el Tour.

Otras cosas que pueden verse en la ciudad son los famosos tranvías, que aún hoy están en funcionamiento. De hecho, son muy útiles para subir las empinadas colinas del Nob Hill, que es la zona más "rica" de la ciudad y en la que se encuentran la mayoría de los hoteles de San Francisco. Si queréis perder peso, os recomiendo ir a San Franscico y andar por las calles. Al segundo día, querréis morir. Y sé de lo que hablo. Nosotros fuimos a cenar una noche dos calles más abajo de donde estaba nuestro hotel y a la vuelta casi se me sale el corazón del pecho. Entonces, comprendí porqué vendían en el hotel una especie de aerosol que era en realidad una botella de oxígeno. Si no es porque costaba 40$, me lo hubiese comprado.


Típico tranvía de la ciudad.

Y aunque podría seguir hablando, tampoco quiero alargar mucho el post. También es bonito el Jardín del Té Japonés, y es curioso visitar China Town, que es el segundo lugar con más chinos en el mundo (después de China, of course). La zona de Castro (barrio gay), la panadería del puerto o el Muelle 39 (donde descansan los leones marinos) son otros de los lugares interesantes que ofrece la ciudad. Sin embargo, creo que San Francisco no es una ciudad para ver si vienes desde España. 

Es decir, que no debes hacer el vuelo exclusivamente para ver San Francisco porque probablemente te vuelvas decepcionado. En mi opinión, San Francisco es un gran complemento a un paquete turístico de diez días: ver Las vegas, el Gran Cañón, San Francisco, Los Ángeles… combinar varias de estas ciudades debe resultar interesante y recomendable porque después de 3 días en San Francisco crees que ya no hay mucho más que ver.


miércoles, 25 de marzo de 2009

Having fun (part II)

Hablé en un post anterio sobre lo divertido que es Universal Studios y sobre las posibilidades que ofrece Sea World, dejando abierta la posibilidad de un segundo post en el que hablaría de lo más famoso de esta ciudad. Sí, amigos sí. Hablo de Walt Disney World. Ese parque temático que vuelve locos a los pequeños. La razón por la que muchas personas vienen a Orlando. ¡La cuna de la diversión animada! ¡Wow! Para comenzar, diré que Walt Disney tiene en total cuatro parques temáticos, a saber: Magic Kingdom, Epcot, Hollywood Studios y Animal Kingdom. Cada uno de estos parques es independiente y, aunque todos están en un mismo “recinto”, la distancia entre ellos es enorme, de modo que si quieres cambiar de parque debes coger un monorail que tarda en ir de parque  a parque alrededor de 20 minutos. Esta tardanza, lejos de ser ineficiente, es totalmente intencionada ya que Disney World está montado para que veas un parque por día: es decir, para verlo “todo” y “bien” debes estar al menos cuatro días gastando dinerito en el Universo Mickey. Por eso, la entrada más simple que puedes comprar es válida para un día y un parque. Y si quieres cambiar de parque y ver dos en un mismo día, debes pagar 30$ más sobre el precio base así que ver dos parques en un día sale por unos 115$. Es caro, lo sé. O al menos a mí me lo parece.

Yo de los cuatro parques he visto dos. El día que vinieron mis padres, escogimos Magic Kingdom porque es el Disney más clásico y famoso: allí van cada año más de 16 millones de personas a ver el castillo de Cenicienta (típico en las fotos) y disfrutar del Disney más clásico. El problema del parque es precisamente ese: que al ser el más clásico es también el más infantil, y exceptuando un par de atracciones interesantes, todo es demasiado “para niños”. Y con esto me refiero a atracciones como las tazas locas, los caballitos que suben y bajan y paseos en barquito o tren. Nada de adrenalina. Sólo belleza animada. Cabalgata a las 3 de la tarde y fuegos artificiales a las 7. Mucho gasto en globos, fotos con personajes de Disney y para casa. Eso hace que te sientas un poco de lugar. Es como si supieses que allí no pintas nada sin tus hijos bajo el brazo. Una sensación extraña, la verdad.

Mickey y Minnie se hacen compañía en un jardín, delante del castillo.

Epcot tampoco es más trepidante que digamos, pero al menos es más “de adultos”. Fui a ver este parque con Vivi, aunque lo dejamos a medias porque también estuvimos en Magic Kimdong. En Epcot lo más llamativo es una super bola gigante (que hace las veces de castillo) y es un parque donde hay, más que nada, cosas relacionadas con la tecnología y exposiciones de países (es como una especie de EXPO pero en realidad nosotros esto lo sabemos por referencias porque sólo vimos el parque a medias). De entre las atracciones en Epcot recuerdo una sala con proyección en 3D, en la que debías montar una casa “anti-huracanes”. Luego, se simulaba un huracán y te derruía la casa o no, en función del tipo de tejado, ventanas, puertas, árboles… que había elegido. Algo didáctico. También había una atracción sobre coches en la que te subías a uno y cogías bastante velocidad. Trataban de emular el tipo de tests que deben pasar los vehículos antes de salir a la calle: frenadas bruscas, resistencia a temperaturas elevadas, ...

La bola de Epcot y la bandera EE.UU. ¡Ole las bolas de los americanos!

Del resto de parques, no los he visto nada aunque por lo visto están bastante bien. Demasiado dinero y poco tiempo para verlo todo. Porque, Disney, además de tener cuatro parques “de atracciones”, también tiene 2 parques acuáticos y una zona conocida como Downtown Disney, con tiendas, restaurantes y lugares de entretenimiento como El Circo del Sol, que está allí de forma permanente aunque cambian los espectáculos con cierta asiduidad. En fin, que como veréis, ¡Disney es bastante distinto a lo que puede parecer a priori!


jueves, 19 de marzo de 2009

The dictator game

El juego del dictador suele usarse en economía para estudiar las preferencias de las personas por el altruismo. En este juego hay dos agentes. Uno se llama dictador y debe decidir cómo reparte una cierta cantidad de dinero. El otro agente se llama recipiente y tiene que aceptar cualquier cantidad que el dictador le entregue. Es decir, un claro ejemplo del juego del dictador vendría dado por la situación: Imagina que 10 euros para repartirlos entre tú y otra persona. ¿Cómo los dividirías?

La solución que predice Nash (el de la peli de “Una mente maravillosa”) es clara: el dictador debe quedarse todo el dinero para sí mismo. ¿Por qué? Pues porque la gente, según supone la economía clásica, es racional y por tanto egoísta. Dicho de otro modo, tiene utilidad o felicidad por el dinero que gana y cuanto más dinero tenga mejor. Por tanto, ¿por qué tendría el dictador que dar dinero al recipiente? ¿Es que la gente es irracional?

Existe una corriente de pensamiento que defiende que los individuos, lejos de ser irracionales, poseen “preferencias sociales” así que no sólo se preocupan por sí mismos: también les importan los demás. Así, según esta corriente de pensamiento, los dictadores tratan de ser justos y, en lugar de egoístas, comparten el dinero (de media, la gente suele transferir un 20% del total, con independencia de la cultura, aunque las mujeres suelen dar más dinero que los hombres).

Este tema de las preferencias sociales claramente demuestra que a la gente le importan los demás pero Cherry (junto a otros autores en el 2000), hizo el experimento del dictador cambiando una cosa: en lugar de darle el dinero al dictador para que éste lo repartiera, puso a trabajar al dictador y luego le pagó por su trabajo. Entonces, le pregunto cómo pensaba dividir ese dinero con el recipiente. El 95% de las personas se quedo con todo. ¿Dónde están entonces las preferencias sociales en este caso? Pues obviamente, en el limbo porque hay “derechos de propiedad” y el dictador cree que ese dinero le pertenece. Por tanto, cuando da dinero en el juego del dictador, podemos decir que no lo da por ser una persona social, preocupada por los demás, sino que más bien, cree que el dinero no es suyo y por tanto merece tanto como el recipiente.

¿Y qué ocurre si el dictador y el recipiente trabajan y luego uno de ellos tiene que dividir el dinero total? ¿Y si ambos hacen el mismo trabajo pero a uno se le paga más que a otro? Pues bien, a eso me dedico yo. O al menos, de eso va el primer artículo de mi tesis, que presento mañana por aquí. El motivo por el que estoy aquí es porque en esta Universidad hay gente que conoce bien la literatura del tema y podría ayudarme a orientar algunos resultados.

He escrito este post porque mucha gente me pregunta qué hago aquí exactamente y de qué va mi tesis. Al menos, así hay una primera idea, aunque el resto de artículos no están relacionados con este en absoluto. Pero creo que son igualmente interesantes ¿verdad?

viernes, 13 de marzo de 2009

Airport

Hora: 13:00. Lugar: Aeropuerto de Orlando, Terminal B, Junto a la puerta de embarque número 54. En veinte minutos comienza el embarque. La gente espera con portátiles a que el avión se sitúe y se abran las puertas. Curioso. Tengo alrededor a unas veinte personas. Seis o siete están solas, como yo, mirando sus portátiles. Sólo un tipo calvo, con perilla y camisa de cuadros, sostiene un libro. Hace años esta imagen sería impensable. Creo que nos estamos cargando la cultura con esto de Internet. Bueno, no nos la estamos cargando. Digamos que estamos descubriendo modos más sencillos de pasar el tiempo: navegar no exige tener que pensar mucho. Leer, creo que sí. Pero no todo es malo. Al menos he podido leer el correo antes de irme. 

Divagaciones aparte, hoy hago escala en Charlotte, así que me espera un largo viaje hasta San Francisco (en la costa opuesta: es decir, en la zona oeste de EE.UU.). En total, son más de diez horas de viaje, contando el tiempo que pierdo en Charlotte mientras enlazo con el otro avión. Pero espero que merezca la pena. San Francisco. You know… Alcatraz, la cuna del movimiento gay, el famoso puente… Suena bien. Al menos a priori.

Pero es cierto que aún queda mucho para eso, claro. Habrá que pasar otro control de seguridad, enseñar el pasaporte de nuevo, buscarse un sitio para comer… Y luego, si todo sale bien, habrá que encontrarse con Rodrigo en el aeropuerto de San Francisco. Él va desde México y tiene el pasaporte medio roto. Esperemos que lo dejen entrar, porque si no me veo sólo, en una ciudad desconocida y sin hotel (está a su nombre y lo ha pagado con tarjeta). De todos modos, creo que saldrá bien. Y ya se sabe que los pensamientos positivos son importantes para que las cosas tengan éxito.

Hora: 13:09. Lugar: Aeropuerto de Orlando. El avión ya está preparado. Un negro acaba de anunciar que en breve comenzará el embarque. De aquí a unas horas os cuento cómo ha ido todo.

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Hora: 16:13. Lugar: Aeropuerto de Charlotte, junto a la puerta de embarque C10. Mientras estoy sentado en un cómodo sillón gris, veo cómo una chica se acerca a la puerta de embarque y pregunta por el vuelo a Miami. Se han ido sin ella. Una putada, no cabe duda; pero puede preguntar en Atención al Cliente. Le han dicho que allí probablemente se lo solucionen. Espero que sea así. Yo, mientras tanto, espero a que se abra el embarque para San Francisco. Queda aún una hora para eso. Mientras tanto, me conecto a CLTNET. ¡Qué sería del mundo sin el Wifi! Pues según mi teoría de Orlando, habría más cultura, claro. Pero quizás habría menos comunicación porque yo no podría escribir este montón de chorradas en los aeropuertos y compartirlas con el resto. Francamente, creo que se me está yendo un poco la cabeza. Hora local: 16:21. Cuando me suba al avión dentro de hora y media no puedo olvidar retrasar el reloj. En San Francisco el mundo gira a la misma velocidad, pero con tres horas de retraso. 

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Hora: 21.40. Lugar: Aeropuerto de San Francisco, terminal 3. Frente a mí, personas llegadas de otros países recogen sus equipajes. Estoy en la Terminal Internacional del Aeropuerto, esperando a que aparezca Rodrigo. Me ha escrito un mensaje diciendo que su vuelo ha salido con retraso así que mejor no esperarlo hasta las 00.45. ¡Luego a ver cómo nos vamos al hotel porque cierran el metro a las 12! Supongo que habrá que pillarse un taxi porque la alternativa ("door to door vans") no parece muy fiable. Al menos, en la página web del aeropuerto pone que es mejor no fiarse. Según la información, "un tipo con apariencia no muy buena, te invita a subirte en una furgoneta y, una vez tiene la furgoneta llena de gente, te va soltando por ahí según la ruta que se monte el colega". La frase no es exacta, pero como si lo fuese. De hecho, recomiendan preguntar precio por adelantado porque según parece el tipo va cobrando a cada cual según le viene. De veras, creo que cuando llegue Rodrigo no va a estar el cuerpo para este tipo de aventuras. Respecto a mi vuelo, ha ido todo bien. Francamente, da gusto viajar con US Airways. Llegan incluso con más tiempo del previsto. Lo malo ha sido mi llegada aquí: en este aeropuerto no hay wifi gratis. ¡Mamones! De todos modos, hay conexión de una hora que sale por 2$ (algo así como 1.50 euros), así que me la he pillado en vista de que me esperan un par de horas de espera. Luego, leeré algo porque he dejado a Gullivert recién llegado a Inglaterra. ¡Qué tío! ¡Primero Lilliput y luego en un país de gigantes! 

martes, 10 de marzo de 2009

Zoltar

En 1988, un niño de doce años llamado Josh Baskin se planteó seriamente que debía hacer algo para cambiar su vida. Josh Baskin, cansado de que sus padres lo tratasen como a un niño y frustrado por la idea de no ser nadie entre las chicas, tenía claro que debía hacerse mayor cuanto antes. Ese era, sin lugar a dudas, su más ferviente deseo. También Alicia, hacia 1865, anhelaba crecer:
Pero entonces, ¿es que nunca me haré mayor de lo que soy ahora? Por una parte, esto sería una ventaja, no llegaría nunca a ser una vieja, pero por otra parte ¡tener siempre lecciones que aprender! ¡Vaya lata! ¡Eso si que no me gustaría nada!”


Por suerte, Josh y Alicia pudieron cumplir pronto sus deseos. El caso de Josh Baskin ocurrió en una feria, de noche. Encontró una misteriosa máquina y le pidió hacerse mayor. Al día siguiente, era un niño en el cuerpo de una persona de 30 años. Alicia, por su parte, pudo aumentar de tamaño sin pretenderlo. Bebió un extraño líquido para ver qué sucedía y creció hasta lograr vencer al Conejo Blanco.

Pero claro, las historias no siempre son como uno las imagina. Josh y Alicia pronto se dieron cuenta de que hacerse mayor no era fácil. Y por eso, en la película Big, Tom Hanks (Josh Baskin) acaba volviendo a la ferie y pidiéndole de nuevo a la máquina que lo haga pequeño. Y también por eso, Alicia, de cuya historia conocemos por Lewis Carroll se comió “una de las pastas, y vio con alegría que empezaba a disminuir inmediatamente de tamaño.” (Alicia en el País de las Maravillas)

Por desgracia, nosotros vamos creciendo y no podemos comer pastas que nos hagan más pequeños. Pero no está todo perdido. En Miami, hay una misteriosa máquina de feria, esperando que vayamos a visitarla y le pidamos un deseo. Sólo cuesta un dólar y, aunque no sé si cumple deseos, al menos la máquina te lee el futuro. Por si os viene mal pasaos por Miami, comparto con vosotros el mensaje que la máquina le dejó a Vivi, ya que creo que puede sernos útil a todos: “Disfruta de la vida, que es corta”. Palabra de Zoltar.


jueves, 5 de marzo de 2009

Miami (Beach)


Antes de visitar Miami el pasado fin de semana, yo pensaba que Miami Beach era la zona de playa de la ciudad de Miami. Craso error. Miami y Miami Beach son ciudades distintas. Cada una tiene su propio alcalde y su propio estilo de vida. Cada una de ellas posee una caracterítistica diferenciadora que las hace atractivas. Pero tienen algo en común: ambas están en el sureste de EE.UU. y están a unas tres horas y media en coche desde Orlando. Además, se hayan conectas por varios puentes (nada espectaculares), de modo que pasar de una ciudad a otra implica pagar un peaje de 1 dólar 50.

Miami Beach es una especie de isla, con forma similar a Manhatan en EE.UU. y con un sistema de numeración de calles bastante similar al de Nueva York. Así, las calles van de este a oste y se numeran desde el sur hacia el norte, mientras que las avenidas van de norte a sur. De este modo, la calle más al sur de la ciudad es la 1st street, y hacia el norte se van desplegando calles paralelas con numeración consecutivas. Las avenidas, por contra, tienen nombres. La más conocida es Ocean Drive, que está al este de la isla, y es famosa por su paseo, lleno de terrazas donde es fácil ver al típico pureta que, camisa cara, pantalón blanco y copazo en mano, disfruta del clima y de la compañía de jóvenes damas bellamente engaladas en la agradable noche de la ciudad. En Ocean Drive no hay tiendas, pero sí muchos pubs. Enfrente de la calle hay además un parque donde la gente suele ir a correr (se ven los típicos tíos con camiseta fuera, enseñando musculitos) y está la ex-casa de Gianni Versace, colindante a un par de buenos hoteles de estilo Art Decó. Porque si algo destaca arquitectónicamente en Miami Beach es el Art Decó: un estilo muy chulo consistene en edificaciones pequeñas y coloridas, con bordes redondeados (os pondría una foto de un edificio tipo, pero están en la memoria de la cámara y no tengo el cable para pasarlas al ordenador, así que pongo una foto de la playa, que hice al día siguente con la tarjeta XD). 

Miami Beach. Nótese la caseta tipo vigilante de la playa. Pero de colorines.

Miami , por contra, es una ciudad más "de negocios". Sin ser como Chicago o New York, en Miami hay varios rascacielos (no demasiado altos) y la ciudad posee un Downtown bastante "financiero" por el que te puedes mover cómodamente usando el "monorail" (un metro por encima de tierra que no no tiene conductor. Y, además, es gratis). Una cosa así podrían poner en Málaga y nos ahorrábamos un dinero en transporte y mucho estrés con las obras.

Lo que Málaga necesita

Pero por si algo destaca Miami es por su conexión con lo latino. De hecho, en Miami hay un barrido llamado Little Havana, que es la cuna de los cubanos exiliados por Fidel Castro. La ciudad guarda además mucha relación con el pueblo sudaméricano. Un ejemplo de ello es Antorcha de la Amistad, que recuerda al pueblo de Miami su hermandad con varios paises sudaméricanos. ¡Pero ojo! Hablar de Miami no es hacer tan sólo de sudamericanos. Los españoles también tenemos nuestro trocito de vida allí. Se trata de Freedom Tower: una copia de la Giralda de Sevilla. Más pequeña, eso sí.

Nuestra contribución a Miami. ¡Copiones!

La verdad es que las ciudads molan. De Miami no vi el skyline porque los barcos hay que pagarlos (y te pasean por las mansiones de los famosos) pero supongo que hacer tiene su encanto. Yo recomiendo la ciudad para estar un fin de semana. Más tiempo, no sé si estaría. Desde luego, el ambiente que hay en Miami Beach es digno de ver: un sitio que antes era escogido por los americanos para retirarse se ha convertido ahora  en un lugar de residencia para jóvenes. Y se nota que la ciudad tiene bastante vida. 

Matt el viajero dice: 
¿Sabéis qué? Lo que más me sorprendió del camino a Miami fueron las inmensas carreteras de 7 carriles por cada sentido. ¡Impresionante! Y además, hay dos carriles por sentidos dedicados exclusivamente "al horario de trabajo", de modo que para ir por ellos a las horas de entrada y salida del curro (esto es, entre las 7 y las 9 de la mañana; y entre las 6 y las 8 de la tarde) debes ir con más de dos personas en el coche. Si no, te multan del tirón. Y bueno, las áreas de descanso también son impresionantes. Si te da por parar en la carretera a descansar y estirar las piernas, ten por seguro que habrá esperándote un lugar en que podrás descansar en condiciones: con urinarios limpios, máquinas expendedoras y zona para tomar un tentempié. Todo ello vigilado por cámaras de seguridad, eso sí. Estos americanos, es que son la monda...