miércoles, 25 de marzo de 2009

Having fun (part II)

Hablé en un post anterio sobre lo divertido que es Universal Studios y sobre las posibilidades que ofrece Sea World, dejando abierta la posibilidad de un segundo post en el que hablaría de lo más famoso de esta ciudad. Sí, amigos sí. Hablo de Walt Disney World. Ese parque temático que vuelve locos a los pequeños. La razón por la que muchas personas vienen a Orlando. ¡La cuna de la diversión animada! ¡Wow! Para comenzar, diré que Walt Disney tiene en total cuatro parques temáticos, a saber: Magic Kingdom, Epcot, Hollywood Studios y Animal Kingdom. Cada uno de estos parques es independiente y, aunque todos están en un mismo “recinto”, la distancia entre ellos es enorme, de modo que si quieres cambiar de parque debes coger un monorail que tarda en ir de parque  a parque alrededor de 20 minutos. Esta tardanza, lejos de ser ineficiente, es totalmente intencionada ya que Disney World está montado para que veas un parque por día: es decir, para verlo “todo” y “bien” debes estar al menos cuatro días gastando dinerito en el Universo Mickey. Por eso, la entrada más simple que puedes comprar es válida para un día y un parque. Y si quieres cambiar de parque y ver dos en un mismo día, debes pagar 30$ más sobre el precio base así que ver dos parques en un día sale por unos 115$. Es caro, lo sé. O al menos a mí me lo parece.

Yo de los cuatro parques he visto dos. El día que vinieron mis padres, escogimos Magic Kingdom porque es el Disney más clásico y famoso: allí van cada año más de 16 millones de personas a ver el castillo de Cenicienta (típico en las fotos) y disfrutar del Disney más clásico. El problema del parque es precisamente ese: que al ser el más clásico es también el más infantil, y exceptuando un par de atracciones interesantes, todo es demasiado “para niños”. Y con esto me refiero a atracciones como las tazas locas, los caballitos que suben y bajan y paseos en barquito o tren. Nada de adrenalina. Sólo belleza animada. Cabalgata a las 3 de la tarde y fuegos artificiales a las 7. Mucho gasto en globos, fotos con personajes de Disney y para casa. Eso hace que te sientas un poco de lugar. Es como si supieses que allí no pintas nada sin tus hijos bajo el brazo. Una sensación extraña, la verdad.

Mickey y Minnie se hacen compañía en un jardín, delante del castillo.

Epcot tampoco es más trepidante que digamos, pero al menos es más “de adultos”. Fui a ver este parque con Vivi, aunque lo dejamos a medias porque también estuvimos en Magic Kimdong. En Epcot lo más llamativo es una super bola gigante (que hace las veces de castillo) y es un parque donde hay, más que nada, cosas relacionadas con la tecnología y exposiciones de países (es como una especie de EXPO pero en realidad nosotros esto lo sabemos por referencias porque sólo vimos el parque a medias). De entre las atracciones en Epcot recuerdo una sala con proyección en 3D, en la que debías montar una casa “anti-huracanes”. Luego, se simulaba un huracán y te derruía la casa o no, en función del tipo de tejado, ventanas, puertas, árboles… que había elegido. Algo didáctico. También había una atracción sobre coches en la que te subías a uno y cogías bastante velocidad. Trataban de emular el tipo de tests que deben pasar los vehículos antes de salir a la calle: frenadas bruscas, resistencia a temperaturas elevadas, ...

La bola de Epcot y la bandera EE.UU. ¡Ole las bolas de los americanos!

Del resto de parques, no los he visto nada aunque por lo visto están bastante bien. Demasiado dinero y poco tiempo para verlo todo. Porque, Disney, además de tener cuatro parques “de atracciones”, también tiene 2 parques acuáticos y una zona conocida como Downtown Disney, con tiendas, restaurantes y lugares de entretenimiento como El Circo del Sol, que está allí de forma permanente aunque cambian los espectáculos con cierta asiduidad. En fin, que como veréis, ¡Disney es bastante distinto a lo que puede parecer a priori!


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